Nació en 1723 en Escocia. Su padre, juez y oficial de aduanas, murió al
nacer él. Su madre lo educó en Kilcardy. A los catorce años entró en la
Universidad de Glasgow, donde hizo contacto con Francis Hutcheson, que
también había sido profesor de David Hume. Hutcheson tuvo mucha influencia
sobre Smith y le debe en gran parte sus ideas sobre la libertad política.
Para el año de 1740, Adam ganó una beca para Oxford, pasando los años
siguientes en el Balliol College. Oxford estaba en decadencia y, a pesar de
que recibió poca educación formal, hizo un buen uso de su tiempo y leyó
mucho. Volvió a Kilcardy en 1747 y, poco después, empezó a dar clases en la
Universidad de Edimburgo. Pocos años después fue nombrado catedrático de
Lógica de la Universidad de Glasgow, pasando a la Cátedra de Filosofía Moral
cuando quedó vacante en 1752.
Sus clases en Glasgow dieron lugar a una de sus principales obras, The
Theory of Moral Sentiments, que se publicó en 1759. Este libro tuvo mucho
éxito y fue a parar a manos de Charles Townshend, el político, quedó tan
impresionado, que ofreció a Adam Smith el cargo de tutor del joven duque de
Buccleuch. Smith, y él aceptó la oferta, dimitió de su cátedra en 1764, iniciando
un gran viaje alrededor de Europa con el duque.
En
Toulouse desarrolló parte de sus conferencias de Glasgow; este fue el inicio
de su obra principal, An Inquirí into the Nature and Causes of the Wealth of
Nations.
Volvió a Gran Bretaña en 1766, retirándose a Kilcardy para revisar y
terminar su obra. Se publicó finalmente en 1776, y le valió una gran fama.
El libro fue esencialmente, un estudio de la creación de la riqueza. De por
sí no representaba nada nuevo, puesto que el tema ya había preocupado a los
mercantilistas y a los fisiócratas, pero, mientras que los primeros creyeron
que la riqueza derivaba de una balanza comercial favorable y los segundos de
la tierra, Smith sostuvo que la riqueza procedía del trabajo.
Empezó con la celebrada descripción del trabajo que incrementa la riqueza
debido a que aumenta la destreza de la fuerza de trabajo, ahorra tiempo, y
permite el empleo de ingenios mecánicos. Los límites de la división del
trabajo vienen determinados por el tamaño del mercado y del "stock de
capital”.
El
problema del crecimiento económico lo desarrolló en su famoso Libro IV, en
el cual Smith adelantó la tesis de que la libertad dentro de una sociedad
llevaría a la máxima riqueza posible. En muchos sentidos, el argumento se
basa en The Theory of Moral Sentiments, debido a que la armonía social que
exponía dependía, en muchos sentidos, del delicado equilibrio de los motivos
en conflicto del hombre. La búsqueda para satisfacer el propio interés
beneficiaría a toda la sociedad y estará limitado por el propio interés en
el prójimo. Los productores intentan obtener el máximo beneficio pero, para
lograrlo, deben producir los bienes que desea la comunidad. Además, deben
producirlos en las cantidades adecuadas, de lo contrario, un exceso daría
lugar a un beneficio y precio bajo, mientras que una oferta demasiado
pequeña originaría un aumento del precio y finalmente un aumento de la
oferta.
El
delicado mecanismo de la "mano invisible" entraba en juego también en el
mercado de los factores de producción, asegurando la armonía siempre que los
factores buscaran las rentas máximas posibles. Se producirían los bienes
adecuados a los precios adecuados y el conjunto de la comunidad obtendría la
máxima riqueza posible mientras rigiera la libre competencia; sin embargo,
si se restringiese la libre competencia, la "mano invisible" dejaría de
funcionar y la sociedad pagaría las consecuencias.
El
éxito inmediato del libro se debió a su brillante sistematización del
pensamiento económico alrededor del concepto central de los mercados, y en
la justificación intelectual que proporcionaba a los nuevos industriales que
estaban interesados en librar a Gran Bretaña de los controles
mercantilistas. En un corto tiempo, La Riqueza de Las Naciones entró en las
estanterías de los políticos y economistas proporcionando el código del
comportamiento económico que sirvió a Gran Bretaña durante la mayor parte
del siglo siguiente, y cuyas brillantes perspectivas únicamente quedaron
paliadas por las predicciones lúgubres del reverendo Thomas Malthus y David
Ricardo. Adam Smith "persuadió a su propia generación y gobernó a la
siguiente". |
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