Nació el 30 de enero de 1882, en Hyde Park, Nueva York (estado de Nueva York),
en el seno de una familia acomodada neoyorquina, de origen holandés,
afincada en América desde mediados del siglo XVII. Su padre, James Roosevelt,
era terrateniente y administraba varias sociedades, mientras que la familia
de su madre, Sarah, poseía minas y una flota de barcos mercantes. Desde muy
joven recibió una educación esmerada. A los catorce años ingresó en el
Grotow Law School de Massachusetts, centro elitista similar al exclusivo
Eton británico. Cuatro años más tarde, en 1900, se matriculó en la
Universidad de Harvard para estudiar la carrera de Derecho. El último curso
lo acabó en la Universidad de Columbia. Se graduó en el año 1904. El 17 de
marzo de 1905, Roosevelt contrajo matrimonio con Eleanor Roosevelt, prima de
su padre y sobrina del presidente Theodore Roosevelt, líder del Partido
Republicano, con el que Roosevelt no llegó nunca a congeniar. Eleanor
ejerció una influencia decisiva en la futura carrera política de su marido,
al que convenció para que dedicara sus esfuerzos en proteger a las clases
más desfavorecidas.
En
vista del poco interés que sentía por los asuntos jurídicos, Roosevelt
abandonó muy pronto su labor como abogado y aceptó, en el año 1901, la
propuesta de los demócratas neoyorquinos para presentarse a las elecciones
al Senado del estado de Nueva York. Invirtió una gran suma de dinero en una
campaña frenética que le llevó a recorrer las granjas rurales montado en su
llamativo Ford T de color rojo, presentándose como un candidato progresista,
estrategia que no le pudo salir mejor, ya que ganó las elecciones con más de
1.000 votos de diferencia sobre sus oponentes.
Durante la Convención Nacional del Partido Demócrata del año 1912, apoyó sin
reservas la candidatura a la presidencia del progresista Woodrow Wilson, ya
que ambos coincidían básicamente en aspectos fundamentales como el rechazo
al mundo de la gran banca y al aumento del poder de los poderosos trust
financieros. Una vez que Wilson salió elegido presidente, éste le agradeció
los servicios prestados durante la campaña nombrándole secretario adjunto de
la Marina, cargo que ostentó hasta la entrada de Estados Unidos en la
Primera Guerra Mundial, y en el que se curtió definitivamente en el
proceloso mundo de la política de Washington, además de establecer una
estrecha colaboración con su jefe de filas, el senador Josephus Daniels, con
el que llevo a cabo una serie de reformas dentro del departamento.
Cuando Wilson decidió retirarse de la política, Roosevelt fue nuevamente
instigado por sus partidarios para presentarse como candidato demócrata a la
vicepresidencia, acompañando al líder de los demócratas James Cox. Por
contra, la victoria acabó del lado de la candidatura republicana, encabezada
por Warren Gamaliel Harding (1921-1923), acompañado en la vicepresidencia
por Calvin Coolidge (1923-1929). No obstante, Roosevelt supo sacar provecho
de la derrota: cambió desde ese momento su forma de darse a conocer.
Tras la derrota, Roosevelt pasó algunos años entregado al mundo de la
empresa privada y alejado de la política activa; se dedicó a varios negocios
de naturaleza especulativa en los que no demostró tener la misma habilidad
que le caracterizaría en política. Poco antes de cumplir los cuarenta, la
tragedia personal se abatió sobre Roosevelt. En agosto del año 1921, sufrió
un ataque repentino de poliomielitis que le mantuvo varias semanas al borde
de la muerte. Esta enfermedad le ocasionó una parálisis general durante dos
años y le dejó inválido para el resto de su vida. Por fin, tras siete largos
años de lucha personal contra la adversidad, Roosevelt volvió a la arena
política ante el entusiasmo y la admiración de propios y extraños.
A
pesar de las dudas suscitadas por su invalidez, Roosevelt decidió
presentarse como candidato a la gobernación del estado de Nueva York en
1928. Roosevelt logró imponerse en las elecciones a la gobernación con un
margen de votos cercano a los 25.000.
Durante los cuatro años al frente del estado, cimentó su reputación de
político progresista y preocupado por las clases más empobrecidas gracias a
un ambicioso programa de reformas sociales que se reveló muy pronto como el
más idóneo para hacer frente a los años críticos de la Gran Depresión. El
canal utilizado para llevar a cabo sus planes fue la creación de la "Agencia
de Socorro en Emergencias Temporales". Así mismo, para reforzar más la
eficacia de su gestión, Roosevelt reunió en torno suyo a un equipo de
colaboradores, el famoso "Grupo de Cerebros", grupo de profesores y expertos
de la Universidad de Columbia encargado de elaborar un plan global de
acciones y medidas de choque contra la crisis, cuya principal característica
era la intervención directa del gobierno estatal.
Las elecciones, celebradas el 8 de noviembre de 1932 a la presidencia de los
Estados Unidos, supusieron un rotundo éxito para Roosevelt, quien consiguió
cerca de veintitrés millones de votos frente a los quince millones
alcanzando por su rival.
Cuando Roosevelt ocupó el cargo, el 4 de marzo de 1933, la situación social
y económica del país no podía ser peor, ya que en los cuatro meses
transcurridos entre la elección y la toma de posesión la economía volvió a
caer en picado, lo que se tradujo en un aumento alarmante del desempleo, en
una bolsa de valores totalmente hundida, con miles de bancos inmersos en un
proceso de quiebra irreversible (38 estados habían proclamado el cierre
bancario indefinido) y con los precios de los productos agrícolas muy por
debajo del coste de producción.
Su
política de gobierno consistió en mejorar el poder adquisitivo de las clases
trabajadoras y agrícolas, a la vez que se buscaba la confianza de los
banqueros. El Congreso fue literalmente acribillado por Roosevelt con
mensajes, propuestas y proyectos de ley, medidas todas que fueron aprobadas
en un tiempo récord y que afectaban a todo tipo de temas y problemas
endémicos del país: el subsidio de desempleo, la industria, la agricultura,
el trabajo, el transporte colectivo, la Banca y la moneda.
En
relación con América Latina, Roosevelt adoptó una línea política basada en
la "buena vecindad", con la que llevó todavía más lejos la política de
gradual retirada emprendida por los presidentes Calvin Coolidge y Herbert
Hoover. El propósito de Roosevelt no era otro que contrarrestar una más que
posible influencia alemana e italiana en las repúblicas vecinas del sur, por
lo que debía esforzarse por encontrar vías de colaboración económicas y
políticas con estos países, tal como hizo participando activamente, como un
miembro más, en las conferencias panamericanas de Montevideo, en 1933, de
Buenos Aires, en 1936, y, por último, de Lima, en 1938.
A
partir de la declaración de la segunda guerra mundial, Roosevelt redobló sus
responsabilidades al erigirse en el principal coordinador de los esfuerzos
bélicos de los aliados. Todos sus pasos se encaminaron a establecer y
reforzar los lazos entre los aliados. En agosto de 1941, se reunió con el
primer ministro británico, Winston Churchill, de cuya conversación salió la
Carta del Atlántico, que establecía las bases ideológicas que más tarde
inspiraría la carta fundacional de las Naciones Unidas. Dos años más tarde,
en enero de 1943, ambos políticos volvieron a encontrarse en la Conferencia
de Casablanca, en la que aprobaron la doctrina de rendición incondicional de
las potencias totalitarias con vistas a evitar un futuro resurgimiento
militar alemán. Posteriormente, en la Conferencia de Quebec, de agosto de
1943, los aliados planificaron el desembarco de Normandía, y en la de Moscú,
de octubre del mismo año, la creación de una organización internacional
capaz de asegurar la paz mundial una vez finalizado el conflicto. Esta
última cuestión sería abordada con mucha más profundidad y realismo en la
Conferencia de Yalta, en febrero de 1945, en la que Roosevelt y sus
homólogos, Churchill y Stalin, pusieron las bases de la futura ONU como
única garantía para preservar la paz. En Yalta, Roosevelt, decidido a evitar
cualquier roce con la URSS (a la que previamente había reconocido
oficialmente en el año 1933), permitió un sustancial desplazamiento de las
fronteras polacas hacia el oeste en favor de la URSS y cedió los Balcanes a
la influencia soviética, junto con los ferrocarriles transmanchurianos, el
sur de la península de Sajalin y las islas Kuriles.
Como resultado de su decisiva participación en los asuntos internacionales,
lamentablemente Roosevelt no pudo ver el fin de la guerra ni presenciar la
victoria en la que tanto esfuerzo había derrochado. Víctima de una
degradación física irreversible que le obligó a recluirse en Warm Spring
tras la Conferencia de Yalta, el 12 de abril de 1945 falleció, en Warm
Spring (estado de Georgia). como consecuencia de una hemorragia cerebral.
Sus restos mortales fueron instalados en los jardines de su residencia
familiar en Hyde Park, junto al río Hudson, tal como era su último deseo.
Fue el único presidente de los Estados Unidos en asumir cuatro veces
consecutivas la presidencia (1933, 1936, 1940 y 1944). |
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