Nació en Greenock, Escocia en 1736, hijo de un contratista y armador; se
inicia en matemáticas a los 14 años, sin mostrar cualidades extraordinarias,
pero adquirió gran habilidad en el taller mecánico de su padre, tanto en
herramientas, como en instrumentos de navegación, lo que le dio destreza
especial que le fue de gran utilidad en la construcción de instrumentos de
precisión.
En
el taller londinense de Morgan de Cornhill se perfeccionó en el trabajo de
materiales y artificios instrumentales. Al regresar a su país natal se le
encomendó la reparación de unos instrumentos de astronomía, trabajo que
realizó en el college de Glasgow, así como una máquina atmosférica
defectuosa y otro material, lo que le valió la designación de "maestro
fabricante de instrumentos matemáticos de la Universidad", o sea, lo que
modernamente se llama maestro de taller de precisión.
Watt se dedicó, entonces, a la fabricación de máquinas de vapor y a
proseguir con sus investigaciones; inventó el motor rotativo, el motor de
doble efecto, el aparato que registra la presión del vapor, el regulador
centrífugo, Watt también destacó en la ingeniería civil, e inventó un
aparato medidor de distancias, el cual se instalaba en los telescopios.
Su
nuevo método para economizar combustible en las máquinas de "vapor" tuvo al
principio bastantes dificultades, pero más tarde le procuró, asociado con
Boulton, ingresos excepcionales, sobre todo en aquellas regiones donde el
carbón era de mayor costo y donde era preciso economizar en la operación de
bombeo en minas. Perfeccionamiento notable fue el de transformación del
simple movimiento alternativo de su máquina en movimiento circular o de
rotación, la puesta a punto del doble efecto, adicionando el volante para la
mayor regularidad de la marcha, llegando a construir máquinas de vapor muy
prácticas y con mejora de su economía funcional; los grandes centros
industriales de Manchester, Birmingham y Londres rápidamente lo implantaron.
Las máquinas de vapor, con los perfeccionamientos de Watt, adquirieron fama
por todo el continente. En Francia fueron inmediatamente conocidas y hasta
se trató de introducirlas para el bombeo del agua del Sena, para el
abastecimiento parisino y del Palacio de Versalles; en este último caso el
proyecto no fue realizado a causa de los movimientos revolucionarios en
Francia. La gran expansión industrial de los siglos XVIII y XIX fue posible
gracias a esta clase de máquinas que señalaron, en su apogeo, la "época del
vapor". Encontraron aplicaciones como fuerza motriz, resultante de la
transformación de la fuerza expansiva del vapor en esfuerzo mecánico,
aplicado a toda clase de trabajos; singularmente en las minas, iniciaron su
empleo industrial, y pasaron a fábricas y talleres; el vapor como fuerza
motriz hizo posible la navegación marítima rápida y la terrestre con las
locomotoras; dieron nota de semejanza imitativa en otra clase de mecanismos,
ya diferenciados, como los motores de combustibles líquidos, que mantienen
en aprovechamiento la fuerza de expansión de los gases producidos.
La
importancia de su invento radica en que es una de las claves de la
Revolución Industrial, al conseguir multiplicar el aporte de fuerza
reduciendo el gasto de energía. Su aplicación, la máquina de vapor, se dio
en minería y comunicaciones, especialmente. La aparición de la energía
eléctrica no desbancó al uso del vapor hasta muchos años después. La
importancia de su invención le hizo ser premiado por la Real Sociedad
londinense y la Academia de Ciencias de Francia. Además, ve multiplicarse el
número de máquinas de vapor en Inglaterra, que serán ya en 1830 unas 10.000.
al reconocimiento intelectual le acompaña el éxito económico, pues, junto a
su socio Boulton, se encargaron de la fabricación y distribución de sus
máquinas y la comercialización de sus patentes. Falleció en Birmingham el 5
de agosto de 1819.
James Watt es conocido como el padre de la revolución industrial y como un
homenaje hacia él, se dio el nombre de vatio o watt a la unidad de potencia
eléctrica en el sistema internacional. |
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