San Agustín es considerado el pensador más influyente en el desarrollo de la
filosofía medieval hasta el siglo XIII y uno de los creadores de la escuela
patrística, corriente de pensamiento que sentó las bases de la filosofía del
cristianismo. Agustín parte de la idea de que Dios es el ser supremo y en Él
residen las ideas eternas e inmutables que condicionan el orden existente en
el mundo.
Nace el 13 de noviembre del año 354 en Tagaste. Esa pequeña población del
norte de África estaba bastante cerca de Numidia, pero relativamente alejada
del mar. Sus padres eran de cierta posición, pero no ricos. El padre de
Agustín, Patricio, era un pagano de temperamento violento; pero, gracias al
ejemplo y a la prudente conducta de su esposa, Mónica, se bautizó poco antes
de morir.
Agustín tenía varios hermanos; él mismo habla de Navigio, quien dejó varios
hijos al morir y de una hermana que consagró su virginidad al Señor. Aunque
Agustín ingresó en el catecumenado desde la infancia, no recibió por
entonces el bautismo, de acuerdo con la costumbre de la época.
Agustín fue un buscador de la verdad y estudió corrientes filosóficas antes
de ingresar en el seno de la Iglesia.
Durante los años 373 al 382, se adhirió al maniqueísmo, filosofía dualista
de Persia, su código moral no era muy estricto; Agustín recordaría
posteriormente en sus Confesiones: "Concédeme castidad y continencia, pero
no ahora mismo". Al darse cuenta que no podía lograr reconciliar ciertos
principios maniqueístas contradictorios, guió su interés hacia el
escepticismo.
Agustín volvió al Cristianismo cuando conoció al obispo de San Ambrosio en
Milán, cuando fue enviado como catedrático de retórica, esto fue hacia el
año 383. Según su propio relato, escuchó una voz (como la de un niño) que le
dijo "Toma y lee", como si se tratase de una invitación a leer las
Escrituras, al leer el primer pasaje, al azar, el cual fue: "… nada de
comilonas y borracheras, nada de lujurias y desenfrenos, nada de rivalidades
y envidias. Revestíos más bien del Señor Jesucristo, y no os preocupéis de
la carne para satisfacer sus concupiscencias" (Rom. 13, 13-14) . Fue
ordenado sacerdote en el año 391 y consagrado obispo de Hipona en el 395.
Mientras los bárbaros amenazaban al imperio llegando a saquear Roma en el
año 410, el cisma y la herejía amenazaban también la unidad de la Iglesia.
Agustín emprendió con entusiasmo la batalla teológica. Combatió la herejía
maniqueísta, participó en dos grandes conflictos religiosos: uno de ellos
fue con los donatistas y el otro lo mantuvo con los pelagianos, seguidores
de un monje contemporáneo británico que negaba la doctrina del pecado
original. La teología católica y la protestante, se basan en gran parte en
las teorías agustinianas. Agustín murió en Hipona el 28 de agosto del año
430.
Su
pensamiento, de orientación platónica, defiende que la verdad no ha de
buscarse en el mundo exterior por medio de los sentidos, sino reflexionando,
volviendo la mirada hacia el interior de uno mismo: No vayas fuera. Vuélvete
hacia dentro de ti mismo. La verdad habita en el hombre interior.
San Agustín es el primer gran talento filosófico desde la filosofía griega
clásica. Con su obra y con su considerable influencia en la Iglesia y en el
pensamiento cristiano, San Agustín contribuyó en gran manera a afianzar la
orientación platónica de la filosofía en los siglos siguientes, hasta el
resurgir del aristetolismo en el siglo XIII. |